Debido a su elevada clase de protección IP69K, los sensores pueden integrarse en diferentes instalaciones, y pueden soportar lavados a presiones de hasta 100 bar y temperaturas del agua de hasta 80 °C. Con certificación ECOLAB, son resistentes a agentes limpiadores agresivos. Gracias al diseño higiénico de su carcasa, que no tiene bordes, grietas ni ángulos en los que se acumulen residuos, los sensores son adecuados para uso en zonas higiénicamente sensibles. Además, gracias al uso de materiales aptos para productos alimentarios, cuentan con conformidad FDA.